RUTAS: Ruta del pozo

ÉPOCA: Cualquiera
DIFICULTAD: Media o baja
DISTANCIA: 7.300m
TIEMPO: 4h 30min

RECORRIDO
Salimos por el camino de las bodegas, justamente por LA CUESTA DEL ACEDO, pasamos por los asperones y sin abandonar el margen derecho del arroyo del Pozo llegamos al Pocillo.

DESARROLLO

Siguiendo el camino de las bodegas llegamos pronto a los Asperones donde podremos ver la huella de los carros cuando, no hace tanto, era el medio de transporte habitual en el mundo rural. El camino ahora está poco usado pero se anda bien. Después de un rato de paseo veremos a nuestra derecha, al fondo, una chopera. Es el prado de Fuenteloscantos. Tiene una hermosa fuente. Superado el prado nos encontramos un camino a la derecha. Lo dejamos. Siempre seguimos el valle por donde discurre el Arroyo del Pozo. Después de unos metros, cuando el camino gira hacia la derecha, vemos que al arroyo ha desaparecido. Justo a la izquierda del camino hay un pozo sellado de aros de cemento. Nosotros seguimos el camino. Pronto veremos unos chopos. Allí está el Pozo con su pilón. Aquí es donde realmente nace el Arroyo del Pozo, auque luego se sumerge. Este era un punto de encuentro de los labradores cuando hacían las tareas agrícolas con mulas a la hora de comer. En el pilón echaban agua para que bebiera el ganado.

Descansamos un poco, reponemos fuerzas y comenzamos el regreso volviendo por donde vinimos. Cuando llegamos al pozo sellado que vimos anteriormente nos encontramos con un camino a la derecha que sube ladera arriba hasta el páramo. Lo tomamos. Después de avanzar unos …. Por el páramo nos sale otro camino a la derecha. Hay que cogerlo porque nos lleva a los corrales de la Rosca. Hermoso complejo de corrales, con cabaña y salinas donde cerraban los pastores y pernoctaban. Siguiendo este camino veremos a escasos metros un soberbio roble: el Roble de la Rosca. Centenario ejemplar, atalaya insigne para los labradores de antaño.

Visto el roble, repuestas las fuerzas, regresamos sin abandonar ya este camino hacia el pueblo, hacia el oeste. El camino está en muy buen estado. Después de andar unos 500 m podemos contemplar una robusta encina: la Encina de Matasilla. Y un poco más adelante otra: la Encina de la Rosca. El último tirón y llegamos al cerro desde donde podremos contemplar Valdecañas, la Vega y el Valle del Castillo.